24 de septiembre de 2008

El Club de París y el BCRA (Nota 1)


Con fecha 23 de septiembre de 2008, los autores de la presente nota enviaron a la presidenta de la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo del Congreso Nacional, Diana Conti, una carta solicitando el rechazo del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 1472/08, por el cual el Poder Ejecutivo dispone el pago cash al Club de París, empleando para ello las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Por Mario Cafiero, Ricardo Monner Sans y Francisco Javier Llorens


Las Reservas Internacionales (RRII) del BCRA de acuerdo al Estado Resumido de Activos y Pasivos al 7 de setiembre de 2008, son de $ 142.625 millones, o sea u$s 47.090 millones. A primer golpe de vista, pareciera que solo se estaría usando una fracción reducida de las reservas para atender un compromiso de deuda externa del Estado Nacional.

Esta impresión simplista o ingenua es avalada y reforzada por opiniones de especialistas entendidos o “gurúes” de la “city”. Y también por los grandes medios de comunicación, tanto especializados como masivos. Repiten así la conducta desplegada en el 2001, durante el cual engañaron a la comunidad y a la opinión pública en relación a la solvencia del Banco Central, del sistema financiero, y del Tesoro, hasta que estalló la peor crisis de nuestra historia. Ibamos alegremente hacia el llamado primer mundo, y de repente nos encontramos en el peor de los mundos.

Al comenzar aquel año catastrófico, se encomiaba al famoso “blindaje” y las enormes reservas del Banco Central y del Sistema Financiero, que trepaban líquidas a casi u$s 40 mil millones. Y al finalizar el año, no había una sola divisa disponible ni en el Banco Central, ni en los restantes bancos, cuyas reservas habían sido empapeladas con títulos de la deuda y el Tesoro, razón por la que se instauró el corralito que hizo desaparecer el circulante de la calle.

Hoy nuevamente de manera desaprensiva y cómplice se está instalado en la comunidad y en opinión pública la idea que tenemos un SOBRANTE en las reservas de divisas del BCRA. Y que por lo tanto es oportuno, necesario y conveniente usarlo para normalizar nuestra relación con los mercados financieros internacionales.

Pero si se hace un análisis con sentido común de los balances del BCRA, despojado de tecnicismos inútiles y engañosos, se pone en evidencia que las Reservas Internacionales (RRII) con las que cuenta actualmente son insuficientes para afrontar los compromisos YA contraídos, y aquellos que hoy es razonable e indispensable previsionar, en un contexto de crecientes dificultades económico financieras y desconfianza interna y externa.

Por lo tanto el BCRA se verá imposibilitado de cumplir su función primordial que de acuerdo a la legislación vigente, es la de preservar el valor de la moneda. La imposibilidad de cumplir su cometido es producto del delicado estado patrimonial y financiero del BCRA actual, que tras la crisis del 2001 se vio agravado por el pago cash efectuado al FMI, y ahora se verá sumamente agravado por la sangría de divisas destinada al pago cash al Club de París.

Nos quedará el consuelo de que no será la primera vez que a los argentinos nos habrán engañado. Todavía resuena en nuestra memoria aquello de los `80, “el que apuesta al dólar pierde”, o le “le hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. O el “uno a uno” de los ‘90 y la enorme “fortaleza del sistema bancario con normas prudenciales Basilea Plus”, que sin embargo no impidieron que las reservas bancarias y de la convertibilidad se evaporaran en el año 2001, como si hubiesen sido de humo.

Pese al tiempo transcurrido, en nuestra morosa Justicia Federal todavía existen causas abiertas en relación a esto último, conocidas como la del “megacanje”, el “corralito”, etc. Ojala existiera valentía judicial para llevarlas adelante. Los argentinos podemos decir que quizás fuimos los precursores de una larga lista de estafas y engaños que no han acabado, y que por contrario hoy se han extendido globalmente sacudiendo también a los ciudadanos del primer mundo, que ven peligrar sus ahorros.

Por eso no es extraño que el experto en ingeniería del riesgo Nassim Nicholas Taleb -autor de uno de los best seller del momento- recomiende: “La base de mi pensamiento es que nunca hay que confiar en las predicciones de los economistas y los banqueros: siempre divagan, mienten, te encandilan con piedritas de colores. Y los economistas académicos son los peores”. También asevera: “Simplemente se trata de que, si uno sabe cuanto no sabe, va a tomar decisiones mucho mejores. Además, no hacer nada es muy superior a hacer algo estúpido.”

Y esta parece ser la situación en relación al DNU 1472 bajo tratamiento en esa comisión bicameral.

Las entrelíneas en los balances del BCRA

De acuerdo a la información que exponemos, que estamos en condiciones de ampliar pormenorizadamente, resultado de una investigación conjunta con Javier Llorens, podemos afirmar que al Parlamento se le están efectivamente vendiendo piedritas de colores.

En tal sentido resumidamente podemos decir que:

• Se muestra el brillo de las reservas brutas, pero nada se dice de la deuda externa, e interna en letras y pases pasivos, contraída para poder acumular ellas.

• Menos aún se habla de la dificultosa situación que tiene el BCRA para poder renovar la deuda en letras, que se estaría haciendo actualmente con operaciones calzadas a futuro en dólares, otorgando así nuevamente el BCRA seguros de cambio, de triste memoria para Argentina, al haber dado origen a la deuda fraudulenta que la agobia.

• Se esconde deuda del BCRA como operaciones de pases, librándose así en la práctica letras con plazo a uno y siete días, con una ausencia de horizonte peor que en los peores momentos del año 2002.

• Y peor aún, se estaría abultando indebidamente el Activo del BCRA, al computarse en él las letras propias del BCRA, a recuperar como contrapartida de las operaciones de pases (1), con lo cual se estaría falseando el Patrimonio Neto del BCRA. La normativa para esta singular forma de operación y contabilización de letras propias comenzó con la Comunicación A 4.143 dictada en mayo de 2004, cuando el presidente del BCRA era el ex ejecutivo del JP Morgan, Alfonso Prat Gay. Es de apuntar que este ex presidente de esa institución es el responsable de la no aprobación de los balances del BCRA de los años 2002 y 2003 por parte de los auditores externos, con los que se tapó el vaciamiento del BCRA y el sistema financiero en el año 2001.

• Pese lo expuesto, el Patrimonio Neto del BCRA muestra una sustancial caída, del orden del 40 % en los seis últimos meses. Pasó de $ 33.960 millones al 31 de Marzo pasado, a $20.310 millones al 31 de Agosto. Paralelamente la deuda del Tesoro para con el Banco aumentó en $12.600 millones, pasando de $96.087 a $ 108.692, trepando a 5,4 veces el Patrimonio Neto del BCRA, el ratio mas alto en los últimos cuatro años.

• Además durante los años 2006 y parte del 2007 el Tesoro habría colocado deuda por lo menos por cinco mil millones de dólares, tomando trianguladamente divisas de las reservas del BCRA, a través de los bancos Deutsche Bank, JP Morgan, Citibank y otros, que a su vez habrían recibido en depósito reservas del BCRA. No es casual que ahora los mismos bancos aparezcan encabezando la operación para reabrir el canje de deuda, otorgando un préstamo puente, que seguramente provendrá solapadamente de las reservas del BCRA.

Se nos muestran maquillados los números del BCRA, pero con inconsistencias aún más burdas que las mentiras de los indicadores del INDEC. Con el agravante que aquí no está en un juego unos puntos más o menos de inflación, sino la disponibilidad real y efectiva de divisas que son el respaldo de la masa monetaria que circula en el país, y da vida a nuestra economía.

Debemos advertir que si el Parlamento avalara la decisión del PEN, estaría poniendo en las manos de un reducido núcleo de bancos “la vida y la fortuna de los argentinos”, con las responsabilidades jurídicas y políticas que ello supone. No se trata de predicar la norma constitucional en torno a que un tema como este colocaría a quienes lo protagonicen en la categoría de infames traidores a la Patria, sino que nuestra convicción —más allá de la endeblez del Poder Judicial de la Nación— deberá, si corresponde, someter el tema a la pertinente decisión judicial. No creemos que el pueblo argentino este en condiciones de soportar nuevos fraudes impunemente.

Si se paga al Club de París, un puñado de grandes bancos extranjeros y de especuladores podrán —bajando o subiendo el pulgar a la renovación de sus acreencias en pases pasivos, LEBACS y NOBACS— controlar la política monetaria y la sustentabilidad del BCRA. Habremos así perdido en este terreno los pocos grados de soberanía de la que disponemos hasta este momento.

Cabe al respecto recordar los conceptos vertidos por PIO XI el siglo pasado en su encíclica “Quadragesimo año”, referida a la restauración del orden social en conformidad con la ley evangélica: “106. Poder omnímodo y despótica dominación es ejercido por aquellos que teniendo en sus manos el dinero, controlan las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran la sangre de la economía teniendo en sus manos diríase, el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad.”


(1) Si una empresa emite una letra o pagaré propio de 1.000 pesos y lo entrega en garantía para obtener un préstamo de dinero en efectivo, de ninguna manera podría contabilizar esa letra o pagaré en su activo , argumentando que lo va a recuperar al momento de su vencimiento. Sin embargo el BCRA sin ninguna explicación razonable contabiliza en su activo las letras (LEBACs) propias entregadas en operaciones de pases pasivos.

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