19 de junio de 2007

Batallas electorales V (y de las otras también) (1968-1969)


Por Cacho Mendoza

Nos levantamos temprano y nos encontramos en la entrada de Moreno 2969, Capital Federal, sede nacional de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Ahí sesionaría el Congreso Normalizador de la CGT, convocado para reemplazar a la Comisión Delegada y nombrar un nuevo secretariado, representativo y dispuesto a defender los intereses de los trabajadores.

Ya sabíamos como venía la mano. Desde la Comisión Delegada iban a tratar de cuestionar el quórum, de buscarle por todos lados la quinta pata al gato para evitar que el Congreso sesionara, porque sabían que estaban en minoría y perderían irremediablemente.
El vocero del “Lobo” Vandor, José Notaro, arrancó planteando que de 457 delegados en condiciones de participar solo había 219, de tal manera que no se alcanzaba el quórum necesario.
En realidad había muchos mas, pero la maniobra se vio clara. Lo que pretendían era desconocer a los dirigentes y delegados de los gremios intervenidos o con la personería suspendida por la dictadura. Pero como eran tan maricones, ni siquiera se animaron a decir la verdad y eligieron usar una argucia legal para evitar el comienzo de las sesiones. Plantearon que no podían participar del Congreso los gremios que adeudaran sus cuotas a la Caja Confederal y se apoyaron en el artículo 60.

A esta insidiosa argumentación, que de prosperar hubiera impedido que sesionara el Congreso sin necesidad de que los colaboracionistas y participacionistas tuvieran que desenmascararse, respondió el dirigente telefónico Julio Guillán leyendo el citado artículo 60: “Todas las organizaciones que adeuden sin causa justificada más de cuatro meses a la Caja Confederal, serán consideradas, previa notificación, como dimitentes y en tal caso los miembros del Comité Central Confederal que pertenecen a la organización deudora dejarán automáticamente de formar parte del mismo”.
Guillán sostuvo que ese no es el caso de las organizaciones que están intervenidas o tienen sus fondos congelados, ya que esas circunstancias son una causa justificada para el atraso de las cuotas. En consecuencia pidió se les permitiera intervenir con voz y voto a la par de las demás organizaciones.

Los Municipales refuerzan la postura de Guillén y ofrecen pagar en ese mismo momento las cuotas de su gremio. Químicos, Navales, FOTIA y Ferroviarios, obligan a la comisión delegada a aceptar la participación de los gremios que adeudan fondos con causa justificada. Se lee, entonces, el orden del día y se pasa a elegir la Comisión de Poderes, encargada de analizar las credenciales de los delegados.
Después de tres horas de cuarto intermedio para que se analicen las credenciales, el Congreso vuelve a sesionar a las 22.30 con 393 delegados, que hacen un minuto de silencio en homenaje a Amado Olmos, emblemático dirigente de la Sanidad recientemente fallecido en un sospechoso accidente. También se envía un telegrama al Presidente de la Nación solicitando la libertad del dirigente portuario Eustaquio Tolosa.
Los “colaboracionistas” sienten que se les va de la mano el Congreso y empiezan a hacer correr todo tipo de rumores para hacer fracasar las deliberaciones.
La primera batalla se da por la presidencia del Congreso. Esta es ocupada por Honorio Gutiérrez, de UTA; Pallares, de Pintura, informa que ese mismo día la policía disolvió violentamente a los trabajadores de la fábrica Alba “que no estaban ocupando la misma, sino reunidos en asamblea”. La Comisión apoya un pedido por la libertad de los detenidos de Alba, empresa del grupo Bunge y Born. También se acepta una moción de Ceramistas contra la “agresión a la que son sometidos los obreros de la fábrica de azulejos San Lorenzo”.
Guillán pide nuevamente la palabra y solicita que el Congreso haga un llamamiento público a las organizaciones que no han concurrido y se sumen a las deliberaciones de los días 29 y 30. Fustiga también a los dirigentes colaboracionistas; pero propone que “vengan a discutir aquí, en el seno de la CGT, las diferencias, que puedan tener con este Congreso constituido no sólo legítima sino estatutariamente”.

En ese momento toma la palabra por primera vez Raimundo Ongaro, de la Federación Gráfica Bonaerense, quien manifiesta su dolor por las organizaciones ausentes y su alegría por la alta inspiración constructiva que alienta al Congreso.
Ongaro se refería en primer lugar a los delegados de Luz y Fuerza, Construcción, Vitivinícolas, SUPE, Comercio y Metalúrgicos que en ningún momento se presentaron al Congreso evidenciando su intención de hacerlo fracasar. También a los del Vestido, Gastronómicos, Alimentación, Vidrio, Sutiaga y Bancarios, que se retiraron luego de la elección de la Comisión de Poderes, durante el cuarto intermedio.
Agregó Ongaro: “Todo el día han estado circulando toda clase de versiones. No sé si afortunada o desgraciadamente, la mayoría de ellas son o van a ser verdaderas; quiero decirlo acá sin faltarle el respeto a los presentes ni a los ausentes: parece mentira, cuando alguna vez los más pobres, los más humildes, los que nunca hemos pedido nada, triunfamos en una votación, que es un hecho normal y accidental en la vida, todos se enojan con nosotros.
Nosotros durante años no dijimos nada, cuando veíamos los acuerdos de los núcleos y los dirigentes, acuerdos hechos a espaldas nuestras y de los obreros. Nunca dijimos nada, todo lo aguantamos por el pueblo, por la Patria y por los trabajadores. Todo lo aguantamos por unidad, solidaridad y disciplina. Nos íbamos con amargura, tratábamos de justificarles todo a esos dirigentes que hoy se han ido. A esos dirigentes que hoy, cuando en una votación sencilla y normal ganan los hijos de los pobres se han enojado. Les vamos a abrir las puertas, les vamos a abrir los brazos, pero quiero que en la moción conste esto: que esta Comisión de Poderes que eligió el Congreso también se eligió con todos los atributos de los que, sin tener miedo a perder la vida, han venido a desafiar y a decir la verdad que otros tienen de la piel para adentro, pero ni esa verdad se animan a decir.
Hoy estamos acá, agraviados en nuestra dignidad, pisoteados en los derechos del pueblo, despojados de nuestras conquistas, todos nos han humillado y todavía porque venimos a gritar la verdad, para que no irritemos a los que nos están golpeando nos tendríamos que callar o tal vez tendríamos que ser participacionistas.
Nosotros hemos dicho que preferimos honra sin sindicatos y no los sindicatos sin honra, y mañana nos pueden intervenir. No tenemos aquí ninguna prebenda personal que defender, pues para defender a nuestros compañeros no hace falta el sillón ni el edificio. Lo hacemos porque lo llevamos en la sangre desde que hemos nacido.
Les advierto esta noche, si es que me están escuchando que lo sepan, que les hago un llamado todavía. Dígannos que no están de acuerdo, que piensan distinto, insúltennos, calúmniennos, pero no escriban estas tristes y negras páginas, que porque un gobierno y un ministerio no se animan a impugnarnos, tengan que ser compañeros los que se animen a decir y dejar escrito, que ellos invalidan a los propios compañeros trabajadores”.

Al finalizar las palabras de Ongaro, Lorenzo Pepe —de la Unión Ferroviaria— propuso un cuarto intermedio hasta el día 29 y lamentó que ya estuviera en marcha una supuesta división del movimiento obrero: “Nosotros no hemos dividido a nadie, ellos se han dividido solos”. El 29 el Congreso reanudó sus sesiones con 279 delegados, 97 más que el quórum necesario.
Menna, de la Fraternidad, repudió a quienes realizan maniobras turbias y pidió que se mantuviera la unidad de la clase obrera para formar un bloque inexpugnable contra el enemigo común: la oligarquía y los cipayos al servicio del capital foráneo. Como consecuencia de las palabras del delegado municipal fue necesario aclarar que se encontraban presentes otros miembros de la Comisión Delegada que no abandonaban el Congreso: Enrique Coronel (Sanidad), Otto Calacce, Agustín Cuello (FOETRA), Amancio Pafundi (UPCN), Eligio García (Edificios de Renta) y Perfecto Barcia.

Luego tomó la palabra el portuario Mario López Sosa. “Hace dos años, en este mismo recinto —dijo— SUPA señalaba la noche negra que amenazaba a nuestra patria. No fuimos escuchados. Nadie nos creyó. Dijimos que no estábamos en contra de la recuperación portuaria sino en contra de que se nos quitaran las conquistas conseguidas a través de 50 años de luchar a punta de cuchillo por los obreros del puerto.
Pero ¿qué pasaba? Al caer el gobierno de Illia muchos compañeros se presentaron en la Casa Rosada. Nosotros, los portuarios no nos presentamos porque al ver cómo se conformaba el gabinete con hombres que fueron escarnio de los trabajadores portuarios dijimos que íbamos a esperar hasta que aclarara. Por eso estamos contentos hoy, porque las organizaciones pobres han dicho basta a los elefantes blancos. Aquí no se ha gritado un viva a ningún político sino a la clase trabajadora. La lucha comienza hoy en este recinto”.

Ese día, a las 10 se constituyó la Junta Electoral, presidida por Rodolfo Díaz, de UTA. Se leen los nombres de los miembros de la Lista Azul y Blanca —única presentada— y se pasa a votación: 275 votos a favor y cinco en blanco consagran a las nuevas autoridades de la CGT, con mandato hasta 1970.
Entretanto, el secretario de Trabajo Rubens San Sebastián, se entrevista con el Presidente Onganía y advierte oficialmente que no se reconocerá al consejo directivo que surja del Congreso “por estar ilegítimamente constituido y no ser auténticamente representativo”.
(Ya veremos quién es representativo; si esta CGT de los Argentinos o el personero de un gobierno elegido por nadie).
Este es el Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo elegido en el Congreso Normalizador:
Secretario General: Raimundo Ongaro (Gráficos).
Secretario General Adjunto: Amancio Pafundi (UPCN).
Secretario de Hacienda: Enrique Coronel (Fraternidad).
Prosecretario de Hacienda: Pedro Avellaneda (ATE).
Secretario Gremial e Interior: Julio Guillán (FOETRA).
Prosecretario Gremial e Interior: Benito Romano (FOTIA).
Secretario de Prensa, Cultura y Propaganda: Ricardo De Luca (Navales).
Secretario de Previsión Social: Antonio Scipione (UF).
Vocales: Honorio Gutiérrez (UTA); Salvador Manganaro (Gas del Estado); Enrique Bellido (Ceramistas); Hipólito Ciocco (Empleados Textiles); Jacinto Padín (SOYEMEP); Eduardo Arrausi (FUVA); Alfredo Lettis (Marina Mercante); Manuel Veiga (TER); Antonio Machese (Calzado); Floreal Lencinas (Jaboneros); Félix Bonditti (Carboneros).

A las 5.30 horas, de la madrugada del 30 de marzo, los congresales clausurábamos las deliberaciones, entonando el Himno Nacional Argentino.
Por su parte, los miembros de la ex Comisión Delegada, que habían abandonado el Congreso, se reunieron en el edificio de Azopardo (custodiado por la policía, que no fue entregado al nuevo Consejo Directivo) con varios de los grandes bonetes colaboracionistas: Vandor, Armando March, Coria, Cavalli, Izetta, Pérez.
Como única respuesta a los llamamientos, decidieron declarar nulo el Congreso, prorrogar el mandato de la Comisión Delegada y suspender a las representaciones de FOETRA, Navales, ATE, UPCN, Calzado, Jaboneros, Ceramistas, FUVA y Gráficos, ante el Comité Central Confederal y lanzarse a una desaforada campaña de comunicados de prensa, impugnando el Congreso.

Entretanto, el nuevo Consejo Directivo de la auténtica CGT desplegó una intensa actividad: se decidió entre otras cosas que todos los miembros del secretariado y del Consejo Directivo hicieran ante un escribano declaración jurada de sus bienes, para que los trabajadores puedan verificar que en esta CGT de los Argentinos, nadie se enriquece de la noche a la mañana para comprar autos de lujo, colecciones de pintura, perros de raza, caballos de carrera.

Día a día comunicados de prensa fueron informando a los trabajadores y al pueblo. Se destacó la urgencia de la reapertura de las fuentes de trabajo paralizadas; la derogación de la ley 17.224; se creó la Comisión Nacional de solidaridad de Tucumán; se visitó en la cárcel de Villa Devoto al compañero Eustaquio Tolosa —designado secretario general honorario de la CGT— y se le hizo llegar la solidaridad de todos sus compañeros; se informó a la Organización Internacional del Trabajo de la realización del Congreso Normalizador y de la elección de nuevas autoridades.

Para el 1º de Mayo, la CGT ha planeado la realización de actos en todo el país. En Buenos Aires, el acto tendrá lugar en la Plaza San Justo, de La Matanza, a las 15 horas, presidido por el Secretario General Adjunto, Amancio Pafundi. En Rosario, Córdoba y Tucumán, los actos serán presididos por los demás miembros del Consejo Directivo, Ongaro en Córdoba, Guillán en Rosario, Romano en Tucumán.
Empezaba otra etapa, con los trabajadores organizados convocando a todo el pueblo y a todos los sectores para terminar con el oprobio, la entrega y la vergüenza nacional.

Las batallas que vendrían después irían marcando los 70: el Programa del 1 de mayo; el Cordobazo; el Rosariazo; el Viborazo; el Mendozazo; las tomas de fábrica; la reorganización de la Resistencia en cada lugar de trabajo, en cada barrio. Nos pasó de todo, pero seguimos adelante, como siempre: defendiendo la dignidad del trabajo, los barrios, las escuelas, las fábricas.
El camino fue largo y difícil. La sigo la próxima con otras batallas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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