8 de mayo de 2008

¿Estamos luchando contra la oligarquía?


Por Alberto Alberti

N. de la R.: Pululan en Internet presuntas explicaciones “del pensamiento nacional” sobre el actual conflicto que enfrenta a los funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional con los productores rurales.

Desde algunas respetables plumas del oficialismo, como Norberto Galasso, hasta el eterno veleta Antonio Cafiero incurren en el común error de confundir la tradición intelectual del nacionalismo popular con los mapas del pasado. Los mismos que fueron tan lúcidamente abordados por Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz o Jorge Abelardo Ramos, pero que deben ser actualizados a las nuevas circunstancias.

Hoy el régimen de propiedad de la tierra y de producción agrícola es sustancialmente distinto de los tiempos de la “oligarquía vacuna”. Monopolios biotecnológicos, pooles de siembra y corporaciones exportadoras constituyen en nuestros días el bloque dominante.

La presente nota es parte de una serie tendiente a esclarecer el funcionamiento de los mismos.

Con las cuentas a favor

Según una investigación del periodista Raúl Dellatorre —publicada por el diario Página 12— los exportadores, basándose en el Código Aduanero, liquidan las retenciones sobre un valor menor del que facturan. Pero al productor le descuentan sobre el valor total.

Supongamos, por ejemplo, que la tonelada de soja vale 500 dólares (valor FOB o puesta en embarcación). El exportador le compra por ese valor al productor y le descuenta fletes, una comisión por acopio y un 35% que deberá pagar en la aduana como retención a las exportaciones. Dejando de lado los fletes y la comisión por acopio y descontando sólo las retenciones el productor cobra de manos del exportador:

500 — 35%

es decir:

500 — 175 = 325 dólares por tonelada

Luego el exportador vende su mercancía y liquida en el acto las retenciones obteniendo de este proceso 370,37 dólares. En otras palabras, el 9,46% mas (45,37 dólares) de lo que le pagó al productor.

¿Cómo hizo el exportador para obtener más dinero que el productor si las retenciones en ambas situaciones son del 35%?

La solución a este enigma se encuentra en la interpretación que hace el exportador del Código Aduanero Argentino, precisamente, del art. 737 que dice: “No obstante lo dispuesto en el art. 735, se excluyen del valor imponible los derechos y demás tributos que gravaren la exportación”.

Dice Dellatorre al respecto: “(…) el Código Aduanero lo habilita (al exportador) a considerar que el valor FOB de exportación ‘ya’ incluye el derecho de exportación. Es decir, que el valor FOB es el valor neto (base imponible) ‘más’ el derecho de exportación.” Y continúa: “El cálculo no es ilegal, sino que surge de una interpretación del Código Aduanero que se aplica hace ya muchos años.”

Es decir que el exportador interpreta que las retenciones están contenidas dentro de los 500 dólares por tonelada y para saber cuánto es el impuesto, debe realizar esta cuenta:

500 / 1,35

es decir quitarle el 35% a 500 y así deducir la base imponible:

500 / 1.35 = 370,37

y para saber lo que debe pagar:

370,37 x 35% = 129.63 dólares (370,37 + 129,63 = 500 dólares)

Pero cuando trasladó el descuento al productor, lo hizo sobre el precio final o FOB y no contenido en el mismo.

Es más, cuando el ex ministro Martín Lousteau lanzó la medida, también la aplicó sobre el precio final. Es decir que, con esta maniobra que desatiende la resolución tomada por el Ejecutivo, el exportador paga en concepto de retenciones solo 25.9% (129.63 dólares) por tonelada.

¿Qué lucha? ¿Contra qué oligarquía?

De esta manera las empresas exportadoras, de las cuales sólo 5 controlan el 90% de la exportación (Cargill, Bunge y Born, Dreyfus, Aceitera General Deheza, del senador oficialista Roberto Urquía, y Vicentín) generan en este proceso, en ausencia total de controles del Estado, una ganancia neta del 9,1% que pagan los productores y que debiera engrosar las cuentas del Estado.

Mientras más aumenten las retenciones mayor será la ganancia de estas empresas. Veamos el mismo ejemplo anterior, pero con las retenciones del 44%.

El productor al vender pagará el 44% en concepto de retenciones al exportador:

500 x 44% = 220 dólares

y obtendrá por la venta de una tonelada de soja

500 – 220 = 280 dólares

A su vez, el exportador antes de vender aprovechará la distracción del gobierno y sacará la base imponible:

500 / 1,44 = 347,22 dólares

y sobre esta aplicará el valor de la retención:

347,22 x 44% = 152.77 dólares
(347.22 + 152.77= 500 dólares)


Es decir 67,22 dólares menos que los que aportó el productor. Dicho de otra forma 67,22 dólares por tonelada de ganancia y, por lo tanto, habrá pagado en concepto de retenciones 30,55%

Un 13,45% menos del valor del impuesto. Con lo cual queda demostrado que cada aumento de retenciones significará mayores ganancias para las empresas exportadoras.

Cuando la retención es del 35% estas ganan un 9,1% y si el impuesto fuera del 44% la ganancia sería de 13,45%.

El resultado es una mayor transferencia de divisas desde los productores directos hacia las corporaciones exportadoras (y evasoras).

Apostilla

Esta campaña 2007/08 está estimada por el gobierno en 47 millones de toneladas de soja, con retenciones del 35%, invito al lector a estimar la ganancia por evasión de retenciones que obtendrán las transnacionales instaladas en el país. Escalofriante ¿no?

Cabe aclarar que este sistema de base imponible no sólo se utiliza para las exportaciones de soja sino que es usado en la mayor parte de los productos que se exportan desde Argentina.

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