8 de noviembre de 2008

AFJP - Balance de 14 años (Nota 3)


La estafa del siglo. Conclusión y propuestas
por Mario Cafiero y Javier Llorens

Las cifras expuestas avalan terminantemente la conclusión que se encuentra anticipada en el título. El enorme desfalco al fisco, el enorme engaño efectuado a los aportantes, y la lacerante defraudación que se le efectuara a los futuros jubilados, convierten a la aventura de las AFJP creadas por Menem y Cavallo a instancias del FMI y el Banco Mundial, en la estafa del siglo.

En este sentido, el mantenimiento de un sistema mixto, con un supuesto pilar privado y otro estatal, no fue una solución de compromiso, o de salvar un obstáculo constitucional. Fue la forma de disimular los efectos enormemente dañinos de esa estafa.

Así como la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, y la de flexibilización laboral (ley Banelco); la ley de abrogación de las AFJP no sólo es una cuestión de enorme conveniencia, sino un imperativo moral; ya que la creación de ellas nunca debió disponerse, y su anulación debió ser dispuesta hace mucho tiempo.

Por otro lado también es evidente que el proyecto del gobierno es políticamente desbalanceado. No solo por su improvisación, que se evidencia del paupérrimo nivel intelectual del mensaje que acompaña la ley. Sino porque a la luz del inconstitucional decreto 897/07, que delega la administración de los Fondos a las segundas líneas del Poder Ejecutivo, evidentemente no se puede transferir alegremente esa enorme masa de valores a un gobierno que no ha sabido dar cuenta de los fondos de Santa Cruz. Ni de las coimas del caso Skanka. Ni de las sospechas en torno del tren bala. O del affaire del dictado de la resolución 125, que en la práctica operó en exclusivo beneficio de las exportadoras de granos, por no menos de un par de miles de millones de dólares.

Y menos a un gobierno que ha hecho de los fideicomisos nutridos con los excedentes de la ANSES, un ruin instrumento de depredación de la patria contratista. Que a la vista y paciencia de todo el mundo, arregla las licitaciones públicas con enormes sobreprecios, y tiene sus contabilidades henchidas de facturas truchas, que son la contraprestación contable de las enormes coimas pagadas.

No se trata en absoluto de optar entre la patria financiera (las AFJP y los bancos) y la patria contratista (de Jaime y De Vido) que quieren meter mano en esos fondos para seguir haciendo "política y negocios". No se trata de optar entre una mafia y la otra. Ya que la primera ha sido realmente letal para la economía argentina, y la segunda es un pilar de corrupción mafiosa, que socava al Estado mismo.

Tampoco la situación permite mezquinos cálculos o tácticas electorales, si el gobierno va a tener o no va a tener “caja” para enfrentar las próximas elecciones. Y en tal caso tratar de impedírselo de cualquiera manera, a riesgo incluso de permitir la continuidad del inmoral y ruinoso sistema de las AFJP.

No se trata en manera alguna que un estafador despoje a otro estafador, o de neutralizar por conveniencia táctica esa sustitución de estafadores y estafas. Por contrario, totalmente alejada de estas especulación subsidiaras, la reparación del gravísimo e inadmisible “error criminal” –remedando los dichos de Macri— de creación de las AFJP, debe ser especialmente cuidadosa y eficaz; dado que el cese de una enorme estafa, no autoriza en manera alguna a cometer o comenzar con otras.

Es la oportunidad de concretar una reparación integral. Lo que supone cumplir acabadamente con la Constitución Nacional en cuanto a que los fondos de pensión deben ser “administrados por los interesados con participación del Estado”. Y revertir políticas dañinas, como el achatamiento de la pirámide de los haberes jubilatorios, procurando también una genuina movilidad de ellos, además de cancelar las deudas previsionales reconocidas por los fallos judiciales.

Es la hora también de mantener las cuentas individuales de los aportes jubilatorios, para evitar los abusos cometidos con el sistema solidario. Que ha servido para que los vivos de siempre de “la solidaridad comienza por casa”, obtuvieran enormes y tempranas jubilaciones con mínimos aportes, mediante los regimenes de jubilación “especiales”.

También es la hora de terminar con el despojo de la coparticipación de impuestos a las provincias. Y tal como ordena el texto constitucional sancionar un nuevo régimen de coparticipación de impuestos. Un nuevo régimen de impuestos que deberá ser discutido dentro de un nuevo régimen de las prestaciones sociales por parte de los estados provinciales, donde se deben priorizarse la niñez y la adolescencia. El Estado Nacional, los Estados provinciales y los municipios; deben acordar un Plan Integral de Protección a la Niñez y Adolescencia; así no habrá que discutir si se deben bajar las edades de imputabilidad.

Aumentar las jubilaciones en toda la pirámide y un Plan Integral de protección social, son medidas que además pueden paliar los efectos de una crisis económica global, cuyos coletazos ya están llegando a nuestro país.

Es hora también de terminarla con las ficciones de la deuda. Y dar por cancelada la deuda del Estado para con los FJP, a cambio de un compromiso del estado de solventar los eventuales déficits futuros, como hacen todos los países serios del mundo.

Por último es la hora de desandar otras decisiones nefastas que se tomaron invocando a los jubilados. Como la ley 24.145, dictada poco antes que la 24.241, que lleva por título “Privatización de YPF. Fondos para el Sistema Previsional”. Y existe actualmente al respecto una concreta y especial oportunidad.

Hay un precio público de la acción de YPF aceptado por Repsol: el que compró el grupo Eskenazi, con grandes facilidades financieras. Y habrá fondos para hacer frente a la compra a plazos de la totalidad del paquete accionario: la cartera que se recuperará de las AFJPs, que se puede reconvertir. Por lo tanto, con una debida auditoría previa, se estaría en condiciones financieras de renacionalizar YPF, como un primer capítulo de la indispensable renacionalización de los recursos estratégicos de nuestro país. Se invertiría así en genuino interés del país, la operación de “caballo de Troya” desplegada por REPSOL, con la venta minoritaria de acciones al grupo Eskenazi “experto en mercados regulados”, para que opere como lobbysta de los intereses de REPSOL; cuyas consecuencias se ven actualmente en el alza permanente del precio interno de los combustibles.

Es la hora de gestos de grandeza y de unión, en bien del país. Es la hora de pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones.

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